Leonidas Irarrázaval

Turismo: ¿un paraíso perdido?

Hasta que jubilé fui un turista obligado. En cada grado de la carrera fui diplomático en diversas partes, antes de ser embajador durante 14 años en otras tantas...

Por: Leonidas Irarrázaval | Publicado: Martes 5 de abril de 2011 a las 05:00 hrs.
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Leonidas Irarrázaval

Hasta que jubilé fui un turista obligado. En cada grado de la carrera fui diplomático en diversas partes, antes de ser embajador durante 14 años en otras tantas. 


Una vez jubilado seguí viajando para visitar a mis hijas y nietos distribuidos por el mundo. ¿y por qué no confesarlo? También lo hice por el gusto de seguir ampliando horizontes con nuevos viajes. 
Así he conocido todos los países de América, Europa Occidental y del Este, así como del Norte de Africa y algunos de Asia. Siempre faltarán otros países y algunas civilizaciones importantes, porque una vida, aunque ya es larga, no alcanza para abarcarlos todos.

Ahora se agrega un problema serio. Nadie puede dirigirse tranquilo a cualquier parte de la Tierra. Así, por ejemplo, no iría ni al centro de Africa ni al Medio Oriente, donde todo se aprecia inestable y revuelto. Respecto de lo que antes llamábamos el Lejano Oriente, sólo por estar lejos de París, Londres o Roma, conocido ahora como el Sudeste Asiático, no me asomaría por allí para no encontrarme con nuevos terremotos y tsunamis, de los que ya tenemos nuestra cuota. Además, nadie sabe hasta dónde se extenderá la contaminación atómica ni los efectos de las radiaciones de Fukushima.

El continente europeo parecería ser el gran refugio. Pero desde el 27 de marzo debemos recordar que la OTAN aceptó dirigir las operaciones militares en Libia. Si bien esto puede significar un rápido fin del conflicto, no me olvido que el dictador libio amenazó con atentados en contra de varias ciudades de Europa Occidental y de América, para responder los ataques a su país. La OTAN aceptó intervenir, como organización, “en defensa de la población libia…” (a lo que habría que agregar el petróleo). Todo ello es justificable, en especial frente a una posible extensión del conflicto a toda el área. Sin embargo, no debemos olvidar que hace algunos años bastó una orden de Jaddafi para que unos terroristas hicieran explotar un avión de pasajeros sobre el territorio de Gran Bretaña. El libio reconoció, mucho después, la responsabilidad de su gobierno y se indemnizó a los familiares, ¿pero quién devuelve esas vidas?
Así, el mundo entero tiene sus grados de peligro. Hay que tener una cuota de inconciencia para seguir turisteando. 
Me declaro inconciente ya que seguiré viajando mientras pueda. Pero, de ahora en adelante, estudiaré mejor el mapa de la zona que quiera visitar. Trataré de gozar más de nuestra América Latina y especialmente, de Chile porque es lo nuestro aunque tiemble tanto como en Japón.

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